El Origen del Viaje Interior — La Inteligencia del Alma

Todo gran viaje comienza con una silenciosa pregunta. Una pregunta que, tarde o temprano, todos escuchamos resonar en lo más profundo:

¿Quién soy, qué soy cuando siento? ¿Quién soy más allá de mis pensamientos? ¿Qué hay más allá de todo esto que creo ser?

De ese anhelo de saber —y sobre todo— de comprensión nace la Inteligencia Emocional, del deseo de descubrir que no somos solo mente ni solo emoción, sino de un misterio que danza entre ambas,

Así nace también el Proyecto Baruch, como un sendero de retorno hacia la sabiduría del alma, hacia esa inteligencia mucho más profunda que une razón y corazón —silencio y palabra, materia y espíritu—.

Aunque sea este un espacio destinado a ahondar en la Inteligencia Emocional Transpersonal y en El Despertar de La Consciencia, —miradas que integran la dimensión espiritual del ser humano y su proceso evolutivo—, es prudente iniciar el viaje recordando sus raíces: la Inteligencia Emocional clásica, que preparó el terreno para este gran nuevo paradigma de comprensión interior.

Cuando hablamos de Inteligencia Emocional, muchos la asocian con una moda reciente o una herramienta de desarrollo personal. Un concepto popularizado en estos últimos años, sobre todo por la creciente necesidad del ser humano por encontrar su verdadero propósito y su paz interior. Sin embargo, sus raíces son profundas, su esencia es mucho más antigua y se hunde en el eterno anhelo humano. Es un eco del alma en su búsqueda por entender cómo siente, cómo piensa y cómo puede vivir en armonía consigo misma y con el Todo.

Ya en 1920, Edward L. Thorndike habló de “Inteligencia Social”, señalando la capacidad de comprender y motivar a otros.

En 1940, David Wechsler afirmó que los factores emocionales eran inseparables de la verdadera inteligencia.

En 1983, Howard Gardner, con su teoría de las Inteligencias Múltiples, abrió aún más el horizonte —proponiendo las inteligencias interpersonal e intrapersonal como capacidad—, al introducir la idea de la comprensión de uno mismo y de los demás como formas de sabiduría.

Y en 1990, Peter Salovey y John D. Mayer —dos investigadores visionarios, dos buscadores de sabiduría moderna— profundizando en la idea de que la inteligencia no se limita a la lógica o el conocimiento académico, dieron nombre a esta intuición ancestral, definiendo la Inteligencia Emocional como:

“La capacidad de percibir, asimilar, comprender y regular las emociones propias y ajenas, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual.” — Peter Salovey y John D. Mayer

Aquellos investigadores abrieron una puerta luminosa admitiendo que la comprensión de las emociones no son obstáculos, sino energías sagradas que, cuando se reconocen, se transforman en aliadas del despertar.

Años más tarde, Daniel Goleman —psicólogo y periodista científico— popularizó este conocimiento, recordándonos que el verdadero éxito —y la verdadera sabiduría— no se miden por el Cociente Intelectual, sino por la calidez del corazón que sabe sentir, comprender y trascender.

Según Goleman, la Inteligencia Emocional descansa sobre cinco pilares esenciales:

  • Autoconciencia – Reconocer las propias emociones. Reconocer lo que sentimos y por qué.
  • Autorregulación – Acompañar la emoción sin reprimirla.
  • Motivación – Analizar y transformar la energía emocional en propósito.
  • Empatía – Comprender al otro como reflejo de uno mismo.
  • Habilidades sociales – Tejer relaciones auténticas y luminosas.

Desde la mirada del Proyecto Baruch, cada uno de estos pilares es también una llave de ascenso en el camino del alma: la autoconciencia se convierte en despertar; la autorregulación, en alquimia interior; la empatía, en comunión; y las relaciones, en puentes de luz entre consciencias.

Desde sus orígenes, la Inteligencia Emocional nos invita a un viaje de regreso. Un viaje que conduce a mirarnos, sentirnos y reconocernos más allá de la máscara que nos acompaña, a recordar que toda emoción es un mensaje del alma, una guía que nos orienta hacia el auténtico hogar interior.

La Inteligencia Emocional, más allá de teorías o técnicas modernas, es una sabiduría eterna que la humanidad está comenzando a recordar.

Desde esta Brújula Interior que hoy inauguramos, te invitamos a redescubrir este don sólo no como un método para “funcionar mejor”, sino como una senda para Ser más plenamente que señala el camino de regreso a casa.

Bienvenido al viaje

Bienvenido al Proyecto Baruch.

Bienvenido al viaje de tu alma.

Bienvenido al despertar de tu propia Inteligencia del Alma.

Proyecto Baruch – La Inteligencia del Alma

www.eldespertardelaconciencia.es

p.atienza@proyectobaruch.org

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